A caballo entre
Europa y Asia, estos pequeños paises de tierras altas
son sin duda destinos de viaje emergentes, aún no frecuentados por el turismo
masivo, y que satisfarán especialmente al viajero sagaz amante de la
cultura, la antigüedad, la arquitectura medieval y los paisajes
naturales bien conservados.
Armenia vio crecer, a la sombra del singular y bíblico monte Ararat, una de las
civilizaciones más antiguas del mundo, y conformar la primera nación en
abrazar oficialmente el cristianismo.
Georgia se trata sin duda de uno de los últimos paraísos naturales del Cáucaso, una maravilla de montañas salpicadas de pueblos medievales, y una capital encantadora.